hoyer19_JONATHAN NACKSTRANDAFP via Getty Images_northvolt JONATHAN NACKSTRAND/AFP via Getty Images

Europa tiene que tomar con seriedad los minerales fundamentales

LUXEMBURGO – A lo largo de la historia de la humanidad, las materias primas han tenido un papel clave en el desarrollo económico, en las relaciones internacionales y en los destinos de naciones y civilizaciones enteras. Desde metales preciosos como la plata y el oro y productos agrícolas como el azúcar, el caucho, la seda y las especias hasta recursos energéticos como el gas y el petróleo, cambios en la demanda alentados por avances tecnológicos han obligado a rescribir las pautas del comercio internacional, han cambiado fortunas de manos y, muchas veces, han sido causa de conflictos y explotación.

En la década de 2020, nos estamos volviendo cada vez más dependientes de un nuevo conjunto de materias primas fundamentales, que incluye los elementos lantánidos (o «tierras raras») y metales como el litio, el galio y el germanio. El uso de estos insumos en una infinidad de productos que incluye desde paneles solares, baterías y turbinas eólicas hasta microprocesadores de uso industrial y militar los torna esenciales para la transición verde y la transición digital, que a su vez determinarán el futuro del planeta.

Europa nunca tendrá capacidad local suficiente para satisfacer su demanda de lantánidos o litio, pero tampoco debe ser ese el objetivo. Más bien, hay que apuntar a asegurar el acceso a las materias primas fundamentales, para no hallarnos a merced de actores que puedan instrumentalizarlas en forma hostil (como ha hecho el Kremlin con los hidrocarburos). Ese acceso es crucial para fortalecer nuestra autonomía estratégica, mantener nuestra competitividad y hacer realidad nuestras ambiciones en materia climática.

https://prosyn.org/YOaw9pzes