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El pacto faustiano de Europa

NUEVA YORK – La segunda ola de infecciones de COVID-19 ha golpeado a Europa mucho más de lo esperado. La esperanza de una recuperación en V ha sido reemplazada por el miedo a una segunda recesión, lo que se traduce en que no habrá ningún retorno rápido a las reglas presupuestarias normales de la Unión Europea. Lo que resulta más preocupante es que Europa ahora se encuentra obligada a escoger entre dos objetivos, ambos críticos para su viabilidad a largo plazo como bloque político y económico supranacional. Ahora más que nunca, el compromiso de la UE con el estado de derecho parece estar en el patíbulo.

No todas las noticias son malas. Debido a decisiones políticas previsoras de los líderes de la UE, las relaciones norte-sur al interior de la Unión están en una posición más firme de lo que han estado en muchos años. Una señal de esto es que los diferenciales entre las tasas de interés alemanas e italianas están en un mínimo histórico, lo que indica que la posición de Italia en el euro ahora es sólida como una roca. La “ansiedad expandida” sobre la sustentabilidad del euro se ha calmado en toda la región del sur de la eurozona. 

Olvidémonos de los obstáculos políticos recientemente introducidos por los estados miembro de Europa Central con sus amenazas de vetar el presupuesto de la UE y el nuevo fondo de recuperación del COVID-19. Defender la tan esperada convergencia política y económica entre el norte y el sur será la máxima prioridad de la UE en las semanas y meses por venir.

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