6dedfc0346f86f8c0803ec02_pa3751c.jpg Paul Lachine

El reto salafista de Egipto

EL CAIRO - "Queremos democracia, pero limitada por las leyes de Dios. Gobernar sin las leyes de Dios es infidelidad", declaró hace poco Yasser Burhami, segunda figura principal de la Sociedad del Llamado Salafista (SLS) y su líder más carismático. El inesperado aumento del voto salafista en las elecciones parlamentarias de Egipto ha generado inquietud de que el país árabe sunita más populoso pueda estar en camino de convertirse en una teocracia fundamentalista similar al Irán chií.

Conocida por su ultraconservadurismo social, su interpretación literal y estricta del Islam, y la potencial exclusión del "otro" ideológico y religioso, la salafista "Coalición por Egipto", también conocida como la Coalición Islámica, ganó un total de 34 escaños en el parlamento elegido para redactar la nueva constitución del país. Esto se suma a los 78 escaños obtenidos por la Coalición Democrática, encabezada por el Partido Justicia y Libertad (PJL) de los Hermanos Musulmanes.

De los 168 escaños en contienda, los islamistas han obtenido 112, o un 66,6%. Aunque todavía es pronto para determinar el resultado final, que se sabrá el 11 de enero, es poco probable que las próximas rondas se aparten de los primeros patrones de votación. Las gobernaciones que se consideran bastiones tradicionales de los islamistas votarán en la segunda ronda (como Al-Sharqiya y Suez) y en la tercera (como Matruh y Qalyubiyah).

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