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¿Truss rehabilitará a Keynes?

LONDRES – El Reino Unido finalmente tiene un nuevo primer ministro, ¿pero Liz Truss mejorará el panorama desolador para la economía y la vida política británica? La respuesta convencional es no. Como dijo Shakespeare, “cuando llegan las penas, no llegan como espías solitarios, sino en batallones”. Eso es sin duda válido para Gran Bretaña hoy.

La maldición del Reino Unido es la inflación más alta, la caída más marcada de los salarios reales y los mayores déficits presupuestario y comercial del G7. Para colmo de males, el batallón de penas de Gran Bretaña también agobia a su política. Los tres antecesores de Truss fueron los peores primeros ministros en la historia británica moderna. Así lo dice la población británica: según las últimas encuestas, David Cameron, Theresa May y Boris Johnson registran récords de posguerra por hacer “un mal trabajo como primer ministro”. Es más, cada líder conservador sucesivo calificó peor que el anterior.

Truss parece enfrentar un oprobio similar. A juzgar por su campaña de liderazgo, provocará más conflictos con Europa, agravará las confrontaciones con China, intensificará el nacionalismo escocés y desafiará a Estados Unidos por las relaciones anglo-irlandesas. Aún más polémico es el hecho de que quiere recortar los impuestos, gastar grandes sumas de dinero en subsidios a la energía, incrementar el gasto de defensa en un 1% del PIB, sumando de inmediato otros 100.000 millones de libras (116.000 millones de dólares, o 5% del PIB) al déficit presupuestario, culpando al mismo tiempo al Banco de Inglaterra por cualquier inflación que pudiera resultar.

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