vuves15_Alastair Grant - PoolGetty Images_modi cop26 Alastair Grant - PoolGetty Images

¿Fue la COP26 puro palabrerío?

BARCELONA – «Bla, bla, bla». Así caracterizó la joven activista por el clima Greta Thunberg la cumbre climática de este año en Glasgow (COP26), aun antes de que comenzara. Y algo de razón tenía. Hablar no sirve de nada si los acuerdos internacionales carecen de mecanismos efectivos para verificar y hacer valer los compromisos. Reuniones como la COP26 tienden a carecer de credibilidad, incluso cuando se las presenta como una «última oportunidad» para evitar el fin del mundo que conocemos. Pero también ayudan a generar conciencia sobre el problema y las posibles soluciones, que ya es mejor que el negacionismo de años pasados.

Es verdad que el documento final de la COP26 tiene gusto a poco, ya que el objetivo de limitar el calentamiento global a menos de 1,5 °C apenas se mantiene. En vez de una «eliminación» (phasing out) de la generación de energía a partir del carbón sin disminución de emisiones, ahora se habla de una «reducción progresiva» (phasing down); esto es un cambio crucial introducido a instancias de la India (y con la anuencia de China). Y aunque se mantiene la «eliminación» de los «subsidios ineficientes a los combustibles fósiles», esto lleva implícita la posibilidad de seguir dando subsidios «eficientes».

Pero no olvidemos que hablar no cuesta nada. Por lo mucho que depende la India del carbón, que se haya puesto como objetivo lograr la emisión neta nula en 2070 tal vez sea mejor que si hubiera hecho una promesa para «mitad de siglo» sin intenciones de cumplirla.

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