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El momento Sputnik de la pobreza mundial

WASHINGTON DC – Desde que se posesionó el actual gobierno en la Casa Blanca de Estados Unidos, las conversaciones sobre desarrollo internacional a menudo se convierten en un lamento comunal. Se transforman en una especie de plañidera elegía, incluso entre los más optimistas.

El lamento tiene muchos versículos. Comienza con el enfoque “Estados Unidos está primero” que condujo hacia una importante reducción de la ayuda externa concesionaria. Si bien ha habido continuidad en la financiación destinada a la ayuda de emergencia, especialmente en el caso de conflictos geopolíticos y para contrarrestar el extremismo islamista, se ha disminuido el apoyo a la ayuda utilizada históricamente para financiar programas a largo plazo, es decir programas de saneamiento de aguas, salud pública, inclusión financiera, y agricultura. Y, se implementa de manera lenta la ayuda concesionaria aún existente.

Entre tanto, los donantes en Estados Unidos están dedicando más recursos a causas domésticas como la inmigración y la violencia armada, y se estima que se gastará 10 mil millones de dólares en publicidad sólo en la campaña presidencial estadounidense de este año. Y, ahora, la pandemia COVID-19 añade nuevas y enormes tensiones financieras. Las economías nacionales y las economías de los hogares están tensionadas, las fronteras están cerradas, y las mentalidades nacionalistas se han tornado en más empedernidas.

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