BERLÍN – El Partido Comunista de China (PCCh) convocó en octubre a su 20.° Congreso Nacional, principalmente para confirmar el control del presidente Xi Jinping sobre el liderazgo del país. Todo salió acorde a su plan: los cargos del Comité Permanente, principal organismo de gobierno del PCCh, solo quedaron a cargo de sus secuaces más devotos. Ahora que Xi consiguió un tercer mandato como secretario general —y, con ello, como presidente— por primera vez desde la época de Mao Zedong un solo hombre tiene el poder absoluto en China.
Desapareció así el concepto del liderazgo colectivo y acotado en el tiempo que introdujo Deng Xiaoping después de la muerte de Mao, una época en que China recién empezaba su exitosísima fase de modernización. Sin embargo, como lo demuestra la historia, el regreso al gobierno unipersonal en un país de 1400 millones de personas representa uno de los mayores riesgos para China y su condición de superpotencia en ascenso, solo superada por Estados Unidos.
Sí, con Xi el poder del régimen chino parece cada vez más ilimitado e irrestricto gracias a sus inversiones gigantescas en vigilancia masiva de última generación y sistemas de control social, sin embargo, la fortaleza del PCCh no se basa en una represión universal «inteligente» sino que es el resultado del tremendo éxito del partido en la modernización de China.
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While China was an early mover in regulating generative AI, it is also highly supportive of the technology and the companies developing it. Chinese AI firms might even have a competitive advantage over their American and European counterparts, which are facing strong regulatory headwinds and proliferating legal challenges.
thinks the rules governing generative artificial intelligence give domestic firms a competitive advantage.
After years in the political wilderness, the UK Labour Party is now far ahead in opinion polls, with sensible plans for improving the country's economic performance. But to translate promises into results, any future government will have to do something about the elephant in the room: chronic under-investment.
explains what it will take for any political party to restore hope in the country's long-term economic future.
BERLÍN – El Partido Comunista de China (PCCh) convocó en octubre a su 20.° Congreso Nacional, principalmente para confirmar el control del presidente Xi Jinping sobre el liderazgo del país. Todo salió acorde a su plan: los cargos del Comité Permanente, principal organismo de gobierno del PCCh, solo quedaron a cargo de sus secuaces más devotos. Ahora que Xi consiguió un tercer mandato como secretario general —y, con ello, como presidente— por primera vez desde la época de Mao Zedong un solo hombre tiene el poder absoluto en China.
Desapareció así el concepto del liderazgo colectivo y acotado en el tiempo que introdujo Deng Xiaoping después de la muerte de Mao, una época en que China recién empezaba su exitosísima fase de modernización. Sin embargo, como lo demuestra la historia, el regreso al gobierno unipersonal en un país de 1400 millones de personas representa uno de los mayores riesgos para China y su condición de superpotencia en ascenso, solo superada por Estados Unidos.
Sí, con Xi el poder del régimen chino parece cada vez más ilimitado e irrestricto gracias a sus inversiones gigantescas en vigilancia masiva de última generación y sistemas de control social, sin embargo, la fortaleza del PCCh no se basa en una represión universal «inteligente» sino que es el resultado del tremendo éxito del partido en la modernización de China.
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