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La próxima alza inflacionaria

LONDRES – Después de alcanzar su nivel más alto en décadas a mediados de 2022, la inflación en Estados Unidos y la eurozona cayó marcadamente en la segunda mitad del año pasado. Pero, en diciembre, el índice de precios al consumidor (IPC) general en Estados Unidos y el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) en la eurozona aumentaron ligeramente. ¿Fue una réplica o un premonitor?

La velocidad de la desinflación del año pasado sorprendió a muchos, sobre todo a los bancos centrales, que han insistido en que es demasiado pronto para cantar victoria. ¿Pero están pidiendo cautela porque creen que existe una presión inflacionaria subyacente y persistente -que podría explicar el rebote reciente- o simplemente están reconociendo la incertidumbre?

Los mercados parecen estar abrazando la segunda explicación, y anticipan que tanto la Reserva Federal de Estados Unidos como el Banco Central Europeo comenzarán a recortar las tasas de interés en la primavera. Este sentimiento no es infundado: si consideramos el cambio porcentual anual en seis meses de la inflación básica -un indicador más puntual de la inflación subyacente que el cambio en 12 meses-, tanto Estados Unidos como la eurozona han llevado de nuevo la inflación a su meta del 2%. La evidencia apunta a una caída persistente, más allá del (pequeño) incremento reciente en las cifras generales.

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