

The US government’s pledge to do “whatever is needed” to protect the banking system after Silicon Valley Bank’s collapse last week did little to reassure markets, which have continued to slide. At a time when the US Federal Reserve is considering further interest-rate hikes to tame inflation, we asked PS commentators how bad things are likely to get, for the US and the world.
TEL AVIV – Pese a la impresionante contraofensiva reciente de Ucrania en la región de Járkov, la guerra con Rusia ha caído en un atasco prolongado. Aun así, hay un vencedor claro: la industria armamentística estadounidense.
Algunos ven a las empresas del sector como el «arsenal de la democracia», como denominó el presidente Franklin Delano Roosevelt al esfuerzo industrial estadounidense en apoyo de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Y es innegable el papel que han tenido en la provisión de apoyo a Ucrania para que pudiera repeler la ocupación rusa. Pero su afán de lucro y su influencia sobre la política exterior estadounidense plantean la amenaza de que el arsenal termine volviéndose contra la democracia misma.
La industria armamentística estadounidense (junto con otros grandes exportadores de armas como Rusia, China, Francia, el Reino Unido e Israel) lleva años cosechando los beneficios de largas guerras y alianzas militares duraderas. Los contratistas estadounidenses (que hoy controlan el 39% del comercio internacional de armas) empezaron a rearmar a Europa mucho antes de que Rusia invadiera Ucrania. Aunque las exportaciones de armas en todo el mundo se redujeron casi un 5% entre 2017 y 2021, Europa aumentó un 19% sus compromisos de rearme.
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