palacio137_SERGEY BOBOKAFP via Getty Images_food crisis ukraine SERGEY BOBOK/AFP via Getty Images

El papel de Occidente en la crisis alimentaria mundial

MADRID – Las acciones hablan más que las palabras. Calificar la brutal e insensata guerra en Ucrania como noble lucha contra el imperialismo occidental, mantra del presidente ruso Vladímir Putin, sería una broma pesada, si no fuera una inmensa tragedia. Este mismo dicho debería guiar la respuesta de Occidente a las crisis generadas por la guerra -entre ellas, la crisis alimentaria que se cierne sobre las poblaciones vulnerables en África-.

El cambio climático y la pandemia ya ponían en peligro la seguridad alimentaria mucho antes de la invasión de Ucrania. Pero ahora la situación es más grave, sobre todo en los países africanos más pobres que dependen de la importación de grano de Moscú y Kiev. Unos 345 millones de seres humanos se enfrentan en el mundo a la inseguridad alimentaria grave, y cientos de millones más se acuestan con hambre cada día. Como advirtió el mes pasado el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, existe un riesgo real de que este año se produzcan varias hambrunas.

La falta de acceso a las exportaciones alimentarias de Rusia y Ucrania es sólo parte del problema: estos dos países también son grandes productores de fertilizantes -además de proveedores de materia prima para su fabricación-, esenciales para el cultivo de básicos como el trigo, el maíz o el arroz. Así, la guerra rusa, sumada a la instrumentalización del gas natural (clave en la producción de los fertilizantes) empleada por el Kremlin, contribuye a la escasez que contemplamos.

https://prosyn.org/NKnC64Bes