WASHINGTON, DC – La seguridad transatlántica luce hoy como un avión fantasma. La “tripulación” es incapaz de actuar –es decir, carece de ideas o liderazgo- y vuela en piloto automático hasta que inevitablemente choque con algo o se le acabe el combustible y el avión se venga abajo. Para evitar el desastre, quienes están en la cabina deben despertar… y rápido.
WASHINGTON, DC – La seguridad transatlántica luce hoy como un avión fantasma. La “tripulación” es incapaz de actuar –es decir, carece de ideas o liderazgo- y vuela en piloto automático hasta que inevitablemente choque con algo o se le acabe el combustible y el avión se venga abajo. Para evitar el desastre, quienes están en la cabina deben despertar… y rápido.