Un desagradable e involuntario efecto secundario de la globalización es su efecto corrosivo en la democracia. Incluso si los países se están volviendo más democráticos, al parecer, la totalidad de la democracia global se está encogiendo gracias, no en poca medida, a la globalización.
Un desagradable e involuntario efecto secundario de la globalización es su efecto corrosivo en la democracia. Incluso si los países se están volviendo más democráticos, al parecer, la totalidad de la democracia global se está encogiendo gracias, no en poca medida, a la globalización.