La auténtica tragedia del aborto

MELBOURNE – El mes pasado, en la República Dominicana a una adolescente embarazada que padecía leucemia se le aplazó la quimioterapia porque los médicos temieron que el tratamiento pusiera fin a su embarazo y, por tanto, violara la estricta legislación antiaborto de esa nación. Después de que se celebraran consultas con médicos, abogados y la familia de la muchacha, se inició la quimioterapia, pero no antes de que se hubiera vuelto a centrar la atención en la rigidez de las legislaciones sobre el aborto de muchos países en desarrollo.

En los medios de comunicación de los países desarrollados se habla mucho del aborto, en particular en los Estados Unidos, donde los republicanos han utilizado la oposición a él para conseguir votantes. Recientemente, el equipo de campaña para la reelección de Barack Obama contraatacó e hizo público un anuncio televisivo en el que una mujer dice que “da miedo ser mujer en esta época”, porque Mitt Romney ha dicho que apoya la prohibición del aborto.

Pero mucha menos atención se presta al 86 por ciento de todos los abortos, que ocurren en el mundo en desarrollo. Aunque una mayoría de países en África y América Latina tienen leyes que prohíben el aborto en la mayoría de las circunstancias, las prohibiciones oficiales no impiden que haya tasas elevadas de abortos.

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