PRINCETON -- ¿Se puede de verdad someter a examen la nacionalidad? Un número cada vez mayor de países –en particular en Europa, pero también en otras partes– parecen creerlo.
En el último decenio, han proliferado los exámenes a inmigrantes, pero también las polémicas sobre lo que se puede preguntar legítimamente en ellos. Recientemente, la revelación de que en el examen sobre “la vida en el Reino Unido” se intenta inculcar respeto a las colas –es decir, a guardar cola– inspiró tanto ridículo como indignación.
El ministro británico encargado del examen justificó la idea afirmando que “el simple acto de esperar al turno propio al guardar cola es una de las cosas que mantienen unido a nuestro país. Es muy importante que los recién llegados a ocupar su lugar al guardar cola, ya sea la de un autobús o la de pedir una taza de té”. Aunque esto puede parecer un fragmento de un sainete de Monty Python, plantea una cuestión importante: ¿debe haber límites para lo que se pregunte en el examen a los posibles ciudadanos futuros? ¿Pueden llegar a ser contraproducentes los exámenes?
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Rather than reducing concentrated market power through “disruption” or “creative destruction,” technological innovation historically has only added to the problem, by awarding monopolies to just one or a few dominant firms. And market forces offer no remedy to the problem; only public policy can provide that.
shows that technological change leads not to disruption, but to deeper, more enduring forms of market power.
The passing of America’s preeminent foreign-policy thinker and practitioner marks the end of an era. Throughout his long and extraordinarily influential career, Henry Kissinger built a legacy that Americans would be wise to heed in this new era of great-power politics and global disarray.
reviews the life and career of America’s preeminent foreign-policy scholar-practitioner.
Log in/Register
Please log in or register to continue. Registration is free and requires only your email address.
PRINCETON -- ¿Se puede de verdad someter a examen la nacionalidad? Un número cada vez mayor de países –en particular en Europa, pero también en otras partes– parecen creerlo.
En el último decenio, han proliferado los exámenes a inmigrantes, pero también las polémicas sobre lo que se puede preguntar legítimamente en ellos. Recientemente, la revelación de que en el examen sobre “la vida en el Reino Unido” se intenta inculcar respeto a las colas –es decir, a guardar cola– inspiró tanto ridículo como indignación.
El ministro británico encargado del examen justificó la idea afirmando que “el simple acto de esperar al turno propio al guardar cola es una de las cosas que mantienen unido a nuestro país. Es muy importante que los recién llegados a ocupar su lugar al guardar cola, ya sea la de un autobús o la de pedir una taza de té”. Aunque esto puede parecer un fragmento de un sainete de Monty Python, plantea una cuestión importante: ¿debe haber límites para lo que se pregunte en el examen a los posibles ciudadanos futuros? ¿Pueden llegar a ser contraproducentes los exámenes?
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in