¿El Fin del Pacifismo Kamikaze? El Terror y la Constitución de la Paz de Japón

Aunque sabía que el 7 de diciembre de 2001 marcaba su 60 aniversario, nunca imaginé que las palabras "Pearl Harbor" serían escuchadas tan frecuentemente este año. Su repetición inició de forma prosáica, con la introducción del filme "Pearl Harbor" de la compañía Disney en junio pasado. Después del 11 de septiembre, sin embargo, muchos estadounidenses hablaron de los asaltos terroristas como "el primer ataque en contra de Estados Unidos desde Pearl Harbor". Una persona incluso me dijo que, debido a esos ataques, Japón había recibido una oportunidad dorada para limpiar su nombre del estigma de Pearl Harbor. La forma de lograr esto era, al parecer, que Japón suministrara apoyo militar a Estados Unidos (EU).

Quienes han criticado la política de defensa de Japón al paso de los años han sido en ocasiones implacables. The Economist , sin duda, se burló una vez de los japoneses llamándolos "pacifistas kamikaze". La realidad es que los debates sobre defensa en Japón son invariablemente traumáticos, debido a los fuertes recuerdos de la guerra y a los horrores de Hiroshima y Nagasaki. Pero, a pesar de eso, Japón respondió a los actos terroristas de septiembre pasando una nueva ley que permite al país brindar apoyo a las fuerzas estadounidenses en la guerra contra los terroristas. La Ley Especial Contra el Terrorismo, aprobada por la Dieta japonesa en octubre, permitió que Japón enviara a sus "Fuerzas de Defensa Propia" (SDF, por sus siglas en inglés) a ultramar para apoyar con suministros, transporte, reparación, mantenimiento, servicios médicos, etcétera, a las fuerzas de EU.

Aunque las SDF todavía no pueden combatir, la Ley Contra el Terrorismo es la primera que permite a Japón enviar fuerzas armadas a participar en operaciones militares fuera del territorio y de las aguas territoriales japonesas cuando la guerra está en curso. Que Japón haya actuado con presteza después del 11 de septiembre refleja el trauma experimentado durante la Guerra del Golfo hace diez años. Aunque Japón pagó muchos de los costos de esa guerra elevando los impuestos locales, sus acciones de apoyo pasaron en gran parte desapercibidas. En efecto, la palabra "Japón" no estaba en ninguna parte en los anuncios publicados después de la guerra por el gobierno de Kuwait para agradecer a las treinta naciones de la coalición internacional que pelearon por expulsar a Iraq de Kuwait.

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