ISLAMABAD – La decisión de Arabia Saudita de permitir el ingreso de mujeres a las fuerzas armadas (parte de su programa de reforma económica Visión 2030) fue celebrada en todo el mundo como un avance hacia la igualdad de género, en un país notoriamente desigual. Pero cuando empiecen a enrolarse mujeres, la batalla por la verdadera igualdad dentro de las fuerzas armadas apenas habrá comenzado.
Además de las restricciones explícitas que se prevén (es probable que las mujeres deban obtener autorización de sus tutores masculinos, y tal vez se las excluya de los puestos de combate) también habrá que desmantelar el rígido sistema patriarcal de las fuerzas armadas. Será una tarea difícil, que demandará compromiso sostenido del gobierno, planificación organizacional eficaz y mucha fortaleza personal de las mujeres que se enrolen.
Sé de qué hablo, porque en 2001, fui una de las primeras mujeres que entró a la Fuerza Aérea de Pakistán (PAF). Pero el camino no fue fácil.
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After becoming the heir apparent to the Saudi throne earlier this year, Crown Prince Mohammed bin Salman has quickly consolidated his power and begun to usher in a period of radical change.
But as he overhauls the country's domestic and foreign policies, he is also heightening the risk of another conflict in the Middle East.
says the government's push for radical change could prove risky if it succeeds, and even riskier if it fails.
In a rapidly digitalizing world, central banks are staring down a future in which they may lack the tools necessary to manage crises, and in which they may no longer be able to protect their monetary sovereignty. They should recognize that digital currency is a source of institutional salvation.
thinks governments must embrace central bank digital currencies or risk a fundamental loss of control.
ISLAMABAD – La decisión de Arabia Saudita de permitir el ingreso de mujeres a las fuerzas armadas (parte de su programa de reforma económica Visión 2030) fue celebrada en todo el mundo como un avance hacia la igualdad de género, en un país notoriamente desigual. Pero cuando empiecen a enrolarse mujeres, la batalla por la verdadera igualdad dentro de las fuerzas armadas apenas habrá comenzado.
Además de las restricciones explícitas que se prevén (es probable que las mujeres deban obtener autorización de sus tutores masculinos, y tal vez se las excluya de los puestos de combate) también habrá que desmantelar el rígido sistema patriarcal de las fuerzas armadas. Será una tarea difícil, que demandará compromiso sostenido del gobierno, planificación organizacional eficaz y mucha fortaleza personal de las mujeres que se enrolen.
Sé de qué hablo, porque en 2001, fui una de las primeras mujeres que entró a la Fuerza Aérea de Pakistán (PAF). Pero el camino no fue fácil.
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