barfi25_ ATTA KENAREAFP via Getty Images_china saudi iran ATTA KENARE/AFP via Getty Images

El acuerdo vacío entre Arabia Saudí e Irán

WASHINGTON, DC – El recién anunciado acuerdo de reanudación de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí, en el que China hizo de intermediaria, es la última señal de que este país está ejercitando sus músculos en el mundo de la diplomacia internacional. Algunos lo ven como una prueba más del menguante poder e influencia de EE.UU. y de su fatiga en Oriente Medio. De hecho, el acuerdo es menos un signo del letargo estadounidense que un reflejo de circunstancias regionales excepcionales.

De manera más fundamental, el acuerdo no es el hito en que se lo ha querido convertir. Arabia Saudí e Irán son enconados adversarios con una historia de enemistad y desconfianza de más un siglo. Resulta extremadamente improbable que, de la noche a la mañana, se vuelvan amigos como si nada.

Algunos analistas ven el trato como un testimonio de la política de China de no interferencia en los asuntos internos de otros países, en línea con el enmarque que los propios chinos hicieron de la noticia. Pero, si bien es verdad que EE.UU. nunca habría podido mediar entre saudíes e iraníes, puesto que por años ha intentado aislar a Irán mediante sanciones, esta realidad también les da un potente incentivo para aprovechar cualquier oportunidad de herir a los estadounidenses. Si pueden reforzar las credenciales diplomáticas de China y dar a los expertos forraje con el que menoscabar a EE.UU., ciertamente lo harán.

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