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¿Los rusos deberían abrazar a los chinos?

MOSCÚ – El presidente chino, Xi Jinping, fue muy popular en Rusia la semana pasada. Sonrió en el Zoológico de Moscú mientras el presidente ruso, Vladimir Putin, admiraba los pandas que Xi le había traído (un regalo chino tradicional a los países que corteja). En San Petersburgo, recorrió el Aurora, el buque de guerra que hizo el disparo que marcó el inicio de la Revolución Bolchevique en 1917 y dio un paseo en barco nocturno con Putin. En el Foro Económico de San Petersburgo, citó a Fiódor Dostoievski.

En un momento en que el presidente norteamericano, Donald Trump –que alguna vez catalogó de “excepcional” a su par chino-, entabla una guerra comercial contra China, Xi necesita un nuevo “mejor amigo”. En sus propias palabras, eso es lo que encontró en Putin. Ahora bien, ¿este afecto mutuo es realmente beneficioso para Rusia?  

Sin duda, no es un desenlace novedoso. En los últimos seis años, Putin y Xi se han reunido por lo menos 30 veces, y el comercio anual entre sus países representa más de 100.000 millones de dólares. Pero la relación bilateral se ha profundizado significativamente en el último tiempo, lo que quedó ejemplificado en el Foro de la semana pasada, que resultó en más de 25 acuerdos comerciales y de otro tipo en áreas que van de la agricultura a la tecnología. Ambos líderes dicen con entusiasmo que la relación entre sus dos países hoy es mejor que nunca.

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