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La democracia de la India está detenida

NUEVA DELHI – La condena de Rahul Gandhi, líder del opositor Congreso Nacional Indio, y su descalificación como legislador en la Lok Sabha (la Cámara Baja), han sacudido al sistema político de la India. Más allá de reverberar en ambas cámaras del Parlamento, el episodio ha abierto un nuevo capítulo lamentable en la historia política de la India -y plantea serias dudas sobre el futuro de su democracia.

Gandhi fue acusado por unos comentarios que realizó durante un discurso de campaña en 2019 en el estado de Karnataka, al sur del país. Después de discutir las aflicciones económicas de la India, Gandhi nombró a seis “ladrones” que habían sido responsables de que eso sucediera: Nirav Modi, Mehul Choksi, Vijay Mallya, Lalit Modi, Anil Ambani y el primer ministro, Narendra Modi. “Una pregunta”, bromeó Gandhi, “¿cuáles son los nombres de todos estos ladrones? Modi, Modi, Modi. Nirav Modi, Lalit Modi, Narendra Modi y, si investigan un poco más, surgirán muchos Modi más”.

Es obvio que Gandhi hacía referencia a individuos específicos, supuestamente, por saquear la economía de la India, antes de hacer un comentario improvisado sobre que tres de ellos comparten el apellido. Se podría decir que Gandhi no tenía ninguna necesidad de nombrarlos en absoluto. Pero los políticos, inclusive muchos del Partido Bharatiya Janata (BJP por su sigla en inglés), que actualmente está en el poder, han dicho cosas mucho peores en los discursos electorales sobre todo tipo de grupos -desde políticos rivales hasta minorías- sin que estuvieran acusados penalmente de nada.  

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