MADRID – El reciente acuerdo nuclear alcanzado por seis grandes potencias mundiales e Irán fue un triunfo del multilateralismo. Si esas mismas potencias (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y Alemania) mostraran la misma voluntad de trabajar juntas para resolver otras disputas, el mundo podría entrar a una nueva era de cooperación y estabilidad.
Por desgracia, esa posibilidad parece lejana. Hoy, órdenes regionales de larga data se encuentran amenazados por una variedad de situaciones de competencia y conflicto (desde las actividades chinas en el mar meridional de China hasta el avance continuo de Estado Islámico en Medio Oriente). Pero el conflicto más decisivo (aquel cuya solución influiría sobre todos los demás) probablemente esté en Ucrania, país que se ha vuelto fundamental para las ambiciones expansionistas del presidente ruso, Vladímir Putin.
La anexión unilateral de Crimea y el apoyo ruso a los separatistas del este de Ucrania fracturaron las relaciones de Moscú con Occidente; y Putin ha recreado intencionalmente una atmósfera de Guerra Fría con su prédica de los “valores conservadores” rusos como contrapeso ideológico al orden mundial liberal guiado por Estados Unidos. Sin embargo, hay muchas cuestiones clave (la matanza en Siria, el combate a Estado Islámico, la no proliferación nuclear y la superposición de intereses y reclamos en el Ártico) que no se podrán resolver sin la participación de Rusia.
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Since the 1990s, Western companies have invested a fortune in the Chinese economy, and tens of thousands of Chinese students have studied in US and European universities or worked in Western companies. None of this made China more democratic, and now it is heading toward an economic showdown with the US.
argue that the strategy of economic engagement has failed to mitigate the Chinese regime’s behavior.
While Chicago School orthodoxy says that humans can’t beat markets, behavioral economists insist that it’s humans who make markets, which means that humans can strive to improve their functioning. Which claim you believe has important implications for both economic theory and financial regulation.
uses Nobel laureate Robert J. Shiller’s work to buttress the case for a behavioral approach to economics.
MADRID – El reciente acuerdo nuclear alcanzado por seis grandes potencias mundiales e Irán fue un triunfo del multilateralismo. Si esas mismas potencias (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y Alemania) mostraran la misma voluntad de trabajar juntas para resolver otras disputas, el mundo podría entrar a una nueva era de cooperación y estabilidad.
Por desgracia, esa posibilidad parece lejana. Hoy, órdenes regionales de larga data se encuentran amenazados por una variedad de situaciones de competencia y conflicto (desde las actividades chinas en el mar meridional de China hasta el avance continuo de Estado Islámico en Medio Oriente). Pero el conflicto más decisivo (aquel cuya solución influiría sobre todos los demás) probablemente esté en Ucrania, país que se ha vuelto fundamental para las ambiciones expansionistas del presidente ruso, Vladímir Putin.
La anexión unilateral de Crimea y el apoyo ruso a los separatistas del este de Ucrania fracturaron las relaciones de Moscú con Occidente; y Putin ha recreado intencionalmente una atmósfera de Guerra Fría con su prédica de los “valores conservadores” rusos como contrapeso ideológico al orden mundial liberal guiado por Estados Unidos. Sin embargo, hay muchas cuestiones clave (la matanza en Siria, el combate a Estado Islámico, la no proliferación nuclear y la superposición de intereses y reclamos en el Ártico) que no se podrán resolver sin la participación de Rusia.
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