La amada hermana desaparece de la palestra pública

TOKIO – La península coreana está agitada. En diciembre, los surcoreanos irán a las urnas para elegir al sucesor del presidente Lee Myung-bak, en lo que es actualmente una contienda de tres vías. Mientras tanto, China está tratando de aprovechar de manera oportunista la reciente escalada de tensiones relativa a una disputa territorial entre Corea del Sur y Japón (territorial dispute between South Korea and Japan) para cortejar al gobierno en Seúl. Pero, y quizás lo más importante, uno de los pilares de la dictadura de Corea del Norte ahora se puede estar agrietando – en un momento en que el país debe hacer frente, una vez más, a una escasez grave de alimentos causada por las acciones humanas.

El 25 de septiembre la prensa surcoreana informó sobre rumores que indicaban que Kim Kyong-hui, la hermana del difunto “Amado Líder” Kim Jong-il – y tía de Kim Jong-un, el veinteañero líder de Corea del Norte – se encontraba gravemente enferma. Dichos informes no han sido confirmados, pero su nombre no figura en la lista de asistentes a la reciente Asamblea Popular Suprema. En la muy reservada Corea del Norte, esta parece ser una clara señal de que algo se trama. En los círculos de inteligencia de Asia se ha mencionado a Singapur y China como posibles lugares para el tratamiento médico de Kim Kyong-hui.

Después de la muerte de su hermano Kim Jong-il, ocurrida el año pasado, se ha visto con frecuencia a Kim Kyong-hui  acompañando a su sobrino en sus giras de inspección por todo el país. Su repentina desaparición ha provocado mucha especulación acerca de la fragilidad del régimen del “Joven General”; a pesar de sus notorios hábitos de consumo de bebidas alcohólicas, se consideraba de manera amplia a Kim Jong-un como el poder detrás del trono.

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