NUEVA YORK – No salta a la vista, pero Corea del Norte podría llegar a ser lo mejor para la relación entre Estados Unidos y China, desde el colapso de la Unión Soviética. Independientemente de si se llega o no a concretar o no este potencial beneficio, no es difícil de entender por qué existe.
La relación sino-estadounidense contemporánea nació casi medio siglo atrás, sobre la base de una preocupación compartida respecto a la amenaza que representaba la Unión Soviética para ambos países. Fue un caso de libro de texto que ilustró el viejo adagio: “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”.
Tal relación podría haber sobrevivido a casi a cualquier situación – excepto a la desaparición del enemigo común. Y, por supuesto, esto es precisamente lo que sucedió debido al final de la Guerra Fría en el año 1989 y la desaparición de la URSS a principios de 1992.
NUEVA YORK – No salta a la vista, pero Corea del Norte podría llegar a ser lo mejor para la relación entre Estados Unidos y China, desde el colapso de la Unión Soviética. Independientemente de si se llega o no a concretar o no este potencial beneficio, no es difícil de entender por qué existe.
La relación sino-estadounidense contemporánea nació casi medio siglo atrás, sobre la base de una preocupación compartida respecto a la amenaza que representaba la Unión Soviética para ambos países. Fue un caso de libro de texto que ilustró el viejo adagio: “El enemigo de mi enemigo es mi amigo”.
Tal relación podría haber sobrevivido a casi a cualquier situación – excepto a la desaparición del enemigo común. Y, por supuesto, esto es precisamente lo que sucedió debido al final de la Guerra Fría en el año 1989 y la desaparición de la URSS a principios de 1992.