La paz admirable de Nepal

KATMANDU – El líder maoísta de Nepal, Pushpa Kamal Dahal, conocido como "Prachanda", ha prestado juramento como primer primer ministro de la República Democrática Federal de Nepal, después de ganar una votación abrumadora en la Asamblea Constituyente elegida en abril. La medida inaugural de la Asamblea había sido votar casi unánimemente a favor de abolir la monarquía de 239 años y, en el mes de junio, el ex rey Gyanendra Shah abandonó el palacio y se quedó en el país como un ciudadano más.

Nepal fugazmente llegó a los titulares después de la masacre palaciega en 2001 del anterior monarca y su familia. Su sangrienta guerra civil de diez años, sin embargo, rara vez fue el centro de la atención pública internacional. De la misma manera, el proceso de paz único del país prácticamente no recibió atención externa desde que las armas se acallaron hace dos años. Aún así, en medio de demasiados conflictos en marcha y fallidos procesos de paz en todo el mundo, una historia de éxito merece ser reconocida y respaldada.

Yo llegué a Nepal a mediados de 2005, cuando las violaciones a los derechos humanos cometidas por ambos bandos en el conflicto armado, junto con las medidas de fuerza de Gyanendra contra los derechos democráticos cuando asumió el poder absoluto, llevaron a la comunidad internacional a respaldar una presencia controladora del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Sin un final a la vista para una guerra con miles de víctimas civiles y con la democracia lejos del horizonte, nadie podía haber previsto que el pueblo de Nepal expresara su demanda de paz y cambio.

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