Indian troops Kashmir_Tauseef Mustafa_AFP_Getty Images Tauseef Mustafa/AFP/Getty Images

La India del nuevo modelo de Modi

NUEVA DELHI – Al primer ministro indio, Narendra Modi, le gusta practicar lo que los generales norteamericanos llaman “shock y pavor”. La última vez que Modi sorprendió al país –y en un principio fue aplaudido por su decisión y visión audaz- fue cuando anunció, con pocas horas de anticipación, la desmonetización del 96% (en valor) de la moneda de la India. La economía india todavía está sufriendo las consecuencias.  

El 5 de agosto, Modi sacudió a la India con otro anuncio que puede terminar siendo el equivalente político de la debacle de la desmonetización. Después de varias décadas en las que tanto al pueblo de Jammu y Cachemira –el único estado de mayoría musulmana de la India- como a la comunidad internacional se les había garantizado que el estado mantendría su condición especial según la constitución india, el gobierno unilateralmente lo dividió. La administración de Modi ha creado un territorio de la unión en las altas planicies y colinas de Ladakh en la mitad oriental del estado, y redujo el estatus del resto –todavía llamado Jammu y Cachemira- de un estado a un territorio de la unión. (Un territorio de la unión está directamente administrado por el gobierno federal, aunque puede tener una legislatura y un gabinete electos, con poderes limitados).

Muchos en la India temen que, como sucedió con la desmonetización, el daño a corto y mediano plazo ocasionado por la decisión de Modi supere con creces los supuestos beneficios a largo plazo. Ante todo, está la pasmosa traición de la democracia india: el gobierno ha cambiado la relación constitucional del pueblo de Jammu y Cachemira con la República de la India sin consultarle a la gente o a sus representantes electos.

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