La sabiduría de Kipling

LONDRES – El inicio de octubre marcó el séptimo aniversario del comienzo del bombardeo de Afganistán, encabezado por Estados Unidos. Siete años después, los talibanes siguen combatiendo. Hace poco, cerca de 50 insurgentes murieron en un asalto a Lasjhkar gar, capital de la provincia de Helmand. No hay señales del paradero de Obama bin Laden. ¿Ha llegado el momento de que la OTAN se declare victoriosa y abandone el país?

Recientemente, un cable diplomático francés acerca de una conversación del 2 de septiembre entre el embajador francés en Afganistán, Francois Fitou, y su par británico, Sherard Cowper-Coles, se filtró a Le Canard Enchainé , una revista satírica francesa. Supuestamente, Cowper-Coles dijo que la situación de la seguridad en Afganistán se estaba deteriorando, que la presencia de la OTAN estaba empeorando las cosas, y que había que disuadir a los dos candidatos presidenciales estadounidenses de seguir exponiéndose a sufrir bajas. La única política realista seria cultivar un "dictador aceptable". Por supuesto, el Ministerio británico de Relaciones Exteriores negó que estas opiniones reflejaran los puntos de vista del gobierno británico.

El comandante saliente de las fuerzas británicas en Afganistán, Brigadier Mark Carleton-Smith, ha señalado que derrotar a los talibanes no era "factible ni sustentable". Dos días después de esa sombría afirmación, el jefe francés del estado mayor de la defensa, General Jean-Louis Georgelin, siguió su ejemplo. Y Kai Eide, representante especial en Afganistán del Secretario General de las Naciones Unidas, ha manifestado también que la situación no se puede estabilizar sólo con medios militares. Todos llaman a una iniciativa política concertada que implique alguna forma de negociación con los talibanes.

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