¿Está implotando la Unión Europea?

La perspectiva de ser aceptadas como miembros de la UE le dio a las naciones de Europa del Este y Europa Central un fuerte incentivo para lograr el equilibrio fiscal -un proceso más o menos parecido a lo que sucedió en Europa Occidental cuando se lanzó el euro. Sin embargo, en ambos casos después de un progreso inicial, los países han mostrado señales claras de "fatiga" política: en la zona del euro, el Pacto de Estabilidad implotó; en toda Europa Oriental, los déficits presupuestales han comenzado a aumentar.

El año pasado, el déficit fiscal en la República Checa aumentó bruscamente al 13% del PIB, un aumento por un factor de tres desde 1999. Aunque esto incluye una erogación única por concepto de reestructuración de la banca, este año el déficit cerrará por encima del 6% del PIB. En Polonia, el déficit también se está acercando al 6%, cuando era del 2.9% en 2001. En Hungría, el déficit presupuestal se está ampliando de nuevo, después de que llegó al 4% del PIB en 2001. Malta también tiene un déficit cercano al 10% del PIB, cuatro puntos porcentuales más que en 2001. Sólo los países bálticos parecen ser capaces de mantener políticas fiscales sólidas.

En muchos sentidos eso no es de extrañar: cuando los políticos ya no se enfrentan a los informes anuales de avance de la UE -y a la amenaza de quedar excluidos-- el relajamiento fiscal se vuelve mucho menos costoso. Al mismo tiempo, los miembros grandes de la zona del euro (Francia y Alemania) no tienen bases para criticar las políticas fiscales de otros países, de manera que casi no hay limitaciones internacionales para los déficits presupuestales de los países de la UE. En efecto, esas limitaciones han demostrado ser totalmente inútiles después del ingreso de un país a la UE, y será difícil imponerlas como criterio de admisión para otros aspirantes potenciales.

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