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Una respuesta equilibrada a la inflación

NUEVA YORK – Si bien se anticipó que podría haber algunas escaseces de oferta cuando la economía global volviera a abrirse después de los confinamientos del COVID-19, éstas han demostrado ser más extendidas, y menos transitorias, de lo que se había pensado. En una economía de mercado gobernada al menos en parte por las leyes de la oferta y la demanda, uno espera que las escaseces se reflejen en los precios. Y cuando los aumentos de precios individuales se agrupan, lo llamamos inflación, que hoy está en niveles que no se habían visto durante muchos años.

De todos modos, mi mayor preocupación es que los bancos centrales reaccionen de manera exagerada, aumentando las tasas de interés en exceso y obstaculizando la recuperación incipiente. Como siempre, quienes están en la base de la escala de ingresos serían los más afectados en este escenario.

En los datos más recientes se destacan varias cosas. Primero, la tasa de inflación ha sido volátil. El mes pasado, los medios hicieron un gran alboroto por la tasa de inflación anual del 7% en Estados Unidos, mientras que no observaron que la tasa de diciembre era poco más de la mitad que la tasa de octubre. Sin ninguna evidencia de una espiral inflacionaria, las expectativas del mercado –reflejadas en la diferencia en retornos sobre los bonos indexados por inflación y los bonos no indexados por inflación- han sido debidamente acalladas.

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