Henry Paulson se equivoca

CHICAGO – Cuando una empresa rentable se encuentra con un gran pasivo, la solución no es la de que el Gobierno compre sus activos a precios desorbitados. Al contrario: la solución es la protección con arreglo a la legislación sobre las quiebras, que en los Estados Unidos corresponde al capítulo 11 de ésta.

De conformidad con el capítulo 11, las empresas que tienen un sólido negocio subyacente suelen canjear deuda por capital social. Desaparecen los antiguos titulares de acciones y se transforman las antiguas deudas pendientes en participaciones en el capital social de la nueva entidad, que sigue funcionando con una nueva estructura de capital. De lo contrario, los acreedores pueden acordar la reducción del valor nominal de una deuda a cambio de garantías. Así, pues, ¿por qué no utilizar ese procedimiento establecido para resolver los problemas actuales del sector financiero?

La respuesta evidente es la de que no tenemos tiempo: los procedimientos del capítulo 11 suelen ser largos y complejos y la crisis actual ha llegado a un punto en que no hay tiempo que perder, pero estamos en un momento extraordinario y el Gobierno ha adoptado y está dispuesto a adoptar medidas sin precedentes. Como si el recate de la gran aseguradora AIG y la prohibición de la venta al descubierto de valores financieros no fuera suficiente, ahora el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Henry Paulson, propone la compra (con el dinero de los contribuyentes) de activos con dificultades del sector financiero, pero, ¿a qué precio?

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