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Destrabar el potencial de la tecnología sanitaria para todos

LONDRES – Los casos de COVID-19 vuelven a estar en aumento, lo que ofrece un crudo recordatorio de las lecciones que deberíamos haber aprendido de las olas anteriores. Lejos de estar confinada al COVID, la mayoría de estas lecciones se aplica a las amenazas de enfermedades infecciosas en general.

La pandemia demostró que tenemos las capacidades científicas e industriales para desarrollar y producir en masa vacunas seguras y efectivas de manera acelerada cuando aparecen nuevas amenazas. Pero el éxito de las vacunas contra el COVID-19 también reflejó dos décadas de esfuerzos denodados por parte de los científicos del mundo académico y del sector privado. Y, cuando llegó el momento de la verdad, una inyección oportuna de fondos públicos llevó ese trabajo hasta la línea de llegada.

Si hubo una tecnología que desempeñó un papel especialmente decisivo fue el ARNm -o ARN mensajero-, que ofrece un nivel de adaptabilidad y escalabilidad que lo torna altamente adecuado para la preparación y respuesta ante pandemias (PRP por su sigla en inglés). Las vacunas y los tratamientos de ARNm ya se están poniendo a prueba para una amplia variedad de enfermedades, y hay esfuerzos en marcha para expandir la usabilidad de la tecnología (como mejorar su estabilidad de temperatura). Cuando estalle la próxima epidemia viral, las vacunas de ARNm muy probablemente sean la primera solución en salir de las gateras.

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