Richard Haass, President of the Council on Foreign Relations, previously served as Director of Policy Planning for the US State Department (2001-2003), and was President George W. Bush's special envoy to Northern Ireland and Coordinator for the Future of Afghanistan. He is the author, most recently, of The Bill of Obligations: The Ten Habits of Good Citizens (Penguin Press, 2023).
NUEVA DELHI – Después de casi mil años de existencia, bromeó el filósofo y escritor francés Voltaire, el debilitado Sacro Imperio Romano no era ni sacro ni romano ni un imperio. Hoy, unos dos siglos y medio después, el problema, para parafrasear a Voltaire, es que el debilitado orden mundial liberal no es ni liberal ni mundial ni ordenado.
Estados Unidos, en estrecha colaboración con el Reino Unido y otros, estableció el orden mundial liberal luego de la Segunda Guerra Mundial. El objetivo era garantizar que las condiciones que habían conducido a dos guerras mundiales en 30 años nunca volvieran a producirse.
Con ese fin, los países democráticos se propusieron crear un sistema internacional que fuera liberal en el sentido de que estuviera basado en el régimen de derecho y el respeto de la soberanía y la integridad territorial de los países. Los derechos humanos debían estar protegidos. Todo esto debía aplicarse a todo el planeta; al mismo tiempo, la participación era abierta para todos y voluntaria. Se crearon instituciones para promover la paz (las Naciones Unidas), el desarrollo económico (el Banco Mundial) y el comercio y la inversión (el Fondo Monetario Internacional y lo que años más tarde se convirtió en la Organización Mundial de Comercio).
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in