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Lecciones desde la frontera económico-epidemiológica

TURÍN/OSLO/LONDRES – La pandemia del COVID-19 ha hecho que los economistas recurran a los modelos usados por los epidemiólogos, en su afán por comprender el modelo epidémico y sus posibles costes. El modelo epidémico original, conocido como SIR, fue ideado por William Ogilvy Kermack y Anderson Gray McKendrick hace casi un siglo. Divide a la población entre aquellos susceptibles a la enfermedad (S), aquellos que ya han sido infectados (I) y aquellos que se han recuperado o fallecido por ella (R).

En este modelo estándar, una epidemia acaba cuando quienes salen de la cohorte I superan en número a quienes entran en ella debido a una cantidad decreciente de personas susceptibles de infectarse. Un elemento clave de la literatura científica es la “inmunidad de rebaño”, en el que la cantidad de personas infectadas caiga a cero antes de que la cantidad de personas susceptibles lo haga (lo que significa que algunas personas no se contagiarán).

Los economistas han estudiado la dinámica del desempleo usando transiciones similares de un estado a otro, si bien este trabajo se produjo bastante después y con independencia de los modelos de los epidemiólogos. Una contribución típica es el modelo de coincidencia Diamond-Mortensen-Pissarides, en el que los contactos entre trabajadores desempleados y empresas conducen a coincidencias laborales productivas, y así a una transición desde el desempleo al empleo.

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