PRINCETON – Según muchos indicadores, el mundo nunca fue tan democrático como ahora. Casi todos los gobiernos se ocupan de la democracia y los derechos humanos, como mínimo, de la boca para afuera. Si bien las elecciones pueden no ser libres y justas, la manipulación electoral masiva es infrecuente y hace ya mucho han pasado aquellos días en que solo los hombres, los blancos o los ricos podían votar. Las encuestas mundiales de Freedom House muestran un continuo aumento de la proporción de países «libres» desde la década de 1970 –una tendencia que el difunto politólogo de Harvard, Samuel Huntington apodó la «tercera ola» de democratización.
La difusión de las normas democráticas de los países avanzados occidentales al resto del mundo tal vez haya constituido el beneficio más significativo de la globalización. Sin embargo, no todo marcha sobre ruedas para la democracia. Los actuales gobiernos democráticos muestran un mal desempeño y su futuro enfrenta serias dudas.
En los países avanzados, la insatisfacción con el gobierno surge de su incapacidad para producir políticas económicas eficaces para el crecimiento y la inclusión. En las nuevas democracias del mundo en desarrollo, la falta de salvaguarda de las libertades civiles y de la libertad política es una fuente adicional de descontento.
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At a time when water systems are increasingly threatened by overuse, pollution, and climate change, far too many people have failed to appreciate the link between water and economic prosperity. To preserve this most critical of natural resources, we must rethink how we value water – and then invest accordingly.
calls for new thinking about how we value the planet’s most important natural resource.
Richard Haass
explains what caused the Ukraine war, urges the West to scrutinize its economic dependence on China, proposes ways to reverse the dangerous deterioration of democracy in America, and more.
If the US Federal Reserve raises its policy interest rate by as much as is necessary to rein in inflation, it will most likely further depress the market value of the long-duration securities parked on many banks' balance sheets. So be it.
thinks central banks can achieve both, despite the occurrence of a liquidity crisis amid high inflation.
PRINCETON – Según muchos indicadores, el mundo nunca fue tan democrático como ahora. Casi todos los gobiernos se ocupan de la democracia y los derechos humanos, como mínimo, de la boca para afuera. Si bien las elecciones pueden no ser libres y justas, la manipulación electoral masiva es infrecuente y hace ya mucho han pasado aquellos días en que solo los hombres, los blancos o los ricos podían votar. Las encuestas mundiales de Freedom House muestran un continuo aumento de la proporción de países «libres» desde la década de 1970 –una tendencia que el difunto politólogo de Harvard, Samuel Huntington apodó la «tercera ola» de democratización.
La difusión de las normas democráticas de los países avanzados occidentales al resto del mundo tal vez haya constituido el beneficio más significativo de la globalización. Sin embargo, no todo marcha sobre ruedas para la democracia. Los actuales gobiernos democráticos muestran un mal desempeño y su futuro enfrenta serias dudas.
En los países avanzados, la insatisfacción con el gobierno surge de su incapacidad para producir políticas económicas eficaces para el crecimiento y la inclusión. En las nuevas democracias del mundo en desarrollo, la falta de salvaguarda de las libertades civiles y de la libertad política es una fuente adicional de descontento.
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