El momento G-Cero de Estados Unidos

NUEVA YORK - La crisis financiera de 2008 marcó el fin del orden mundial tal como lo conocíamos. Ya cercanos a la próxima cumbre del G-8, es imposible pasar por alto el hecho de que, por primera vez en siete décadas, Estados Unidos no puede manejar la agenda internacional o dar liderazgo mundial en todos y cada uno de los más acuciantes problemas de la actualidad.

De hecho, ha limitado su presencia en el extranjero al negarse a contribuir a un rescate de la eurozona, intervenir en Siria o usar la fuerza para contener el desarrollo nuclear de Irán (a pesar del decidido apoyo israelí). El presidente Barack Obama terminó oficialmente la guerra en Irak y está retirando tropas estadounidenses de Afganistán a un ritmo limitado sólo por la necesidad de salvar las apariencias. Estados Unidos está entregando la batuta del liderazgo, incluso si ningún otro país o grupo de países está dispuesto o es capaz de tomarla.

En pocas palabras, puede que la política exterior estadounidense siga tan activa como siempre, pero está reduciendo sus dimensiones y volviéndose cada vez más exigente respecto a sus prioridades. Como resultado, es inevitable que muchos desafíos globales (el cambio climático, el comercio, la escasez de recursos, la seguridad internacional, la guerra cibernética y la proliferación nuclear, por nombrar unos pocos) vayan intensificándose cada vez más.

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