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Restaurar la confianza en el liderazgo internacional

YAKARTA – El liderazgo internacional estuvo penosamente ausente tras la crisis de la COVID‑19, de la que ningún país salió indemne. En 2021, señalé que la forma y la velocidad de la recuperación económica pospandemia dependerían en gran medida de la cooperación multilateral. Mi observación sigue siendo válida, ya que la economía global, que todavía no ha vuelto del todo a la situación prepandémica, enfrenta una nueva fuente de riesgo: la proliferación de conflictos geopolíticos. En los últimos dos años, la guerra en Ucrania, la que enfrenta a Israel con Hamás y siete golpes militares en África subsahariana han aumentado la fragilidad y provocado el desplazamiento de numerosas personas.

Y sin embargo, a pesar de condiciones que demandan un fortalecimiento de la acción colectiva, la cooperación multilateral parece estar en declive. No vamos camino de cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible referido a poner fin a la pobreza extrema en 2030; se calcula que con las tendencias actuales, un 7% de la población mundial seguirá viviendo en la miseria. Además, está aumentando la frecuencia de desastres climáticos, una tendencia peligrosa que se pone cada vez peor. La falta de liderazgo internacional en la respuesta a estas amenazas existenciales a la humanidad es desalentadora. Debemos reconocer esta realidad y decidir el modo de cambiarla.

Pero incluso en un contexto de crisis superpuestas, hay buenas noticias. En 2023 la economía mundial se ha mostrado resiliente, pese a la lentitud y falta de uniformidad de la recuperación tras la pandemia. La lucha contra una alta inflación mundial persistente parece estar funcionando: se prevé un descenso sostenido de la inflación desde 8,7% en 2022 a 6,9% en 2023 y 5,8% en 2024. Esto es atribuible a las subidas de tipos de interés y al abaratamiento de los precios internacionales de los commodities; pero el endurecimiento monetario prolongado frenará la actividad económica mundial. En tanto, el crecimiento del PIB en algunas economías de mercado emergentes y en desarrollo, sobre todo en Asia oriental y el Pacífico, ha superado los niveles prepandemia (con China, Vietnam e Indonesia entre los países de mejor desempeño).

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