MADRID – Aunque la atención mediática esté hoy centrada en otros asuntos, los cambios en marcha en el Banco Mundial son significativos. Más allá de diseñar una misión nueva y más verde, el Banco se enfrenta a una transición de liderazgo, con implicaciones importantes para su relación con el Sur Global y su relevancia a largo plazo.
La dimisión deDavid Malpass, presidente del Banco Mundial,anunciada en febrero, vino precedida por tensiones internas y externas originadas en sus posiciones personales en materia de cambio climático. Malpass -quien había sido nombrado por la administración del expresidente Donald Trump- se vio sometido a una considerable presión cuando Joe Biden asumió la presidencia: el Tesoro de Estados Unidos expresó su insatisfacción con la falta de liderazgo climático serio por parte del Banco.
Las críticas a Malpassse intensificaron en septiembre, cuando se negó a reconocer el impacto de la actividad humana en las emisiones de gases de efecto invernadero, y su corolario climático. Y aunque finalmente rectificó, su marcha atrás no silenció a aquellos que acusaban al Banco, bajo su dirección, de no hacer lo suficiente respecto de los objetivos globales de reducción de emisiones.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Despite the dire predictions that have accompanied the decline of global governance, less international cooperation does not necessarily mean disaster. In fact, national governments can prioritize domestic prosperity and social cohesion over multilateralism without harming the global economy.
explains how countries can help the global economy by pursuing their own economic-policy agendas.
Although Russia's war in Ukraine has galvanized Polish society and elevated the country's status internationally, it is also obscuring some deeply troubling domestic political developments. Whether liberal democracy will prevail over reactionary authoritarianism in Poland is now an open question.
about recent domestic and geopolitical developments that will shape the country's future.
MADRID – Aunque la atención mediática esté hoy centrada en otros asuntos, los cambios en marcha en el Banco Mundial son significativos. Más allá de diseñar una misión nueva y más verde, el Banco se enfrenta a una transición de liderazgo, con implicaciones importantes para su relación con el Sur Global y su relevancia a largo plazo.
La dimisión de David Malpass, presidente del Banco Mundial, anunciada en febrero, vino precedida por tensiones internas y externas originadas en sus posiciones personales en materia de cambio climático. Malpass -quien había sido nombrado por la administración del expresidente Donald Trump- se vio sometido a una considerable presión cuando Joe Biden asumió la presidencia: el Tesoro de Estados Unidos expresó su insatisfacción con la falta de liderazgo climático serio por parte del Banco.
Las críticas a Malpass se intensificaron en septiembre, cuando se negó a reconocer el impacto de la actividad humana en las emisiones de gases de efecto invernadero, y su corolario climático. Y aunque finalmente rectificó, su marcha atrás no silenció a aquellos que acusaban al Banco, bajo su dirección, de no hacer lo suficiente respecto de los objetivos globales de reducción de emisiones.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in