WASHINGTON, D.C. – Casi cinco años después de la peor crisis financiera desde el decenio de 1930 y tres años después de la promulgación de las reformas financieras Dodd-Frank en los Estados Unidos, todo el mundo se hace una pregunta: ¿por qué hemos logrado tan pocos avances?
Se han prometido nuevas normas, pero se han aplicado muy pocas en realidad. Aún no hay una “norma de Volcker” (que limite las operaciones de los bancos por cuenta propia), las normas sobre los derivados siguen en preparación y los fondos de inversión en el mercado monetario continúan sin haber sido reformados. Peor aún: nuestros bancos más grandes se han vuelto aún mayores. No hay señal de que hayan abandonado la estructura de incentivos que fomenta la adopción de medidas excesivamente arriesgadas y las grandes distorsiones provocadas por el principio de “demasiado grande para quebrar” se ciernen sobre muchas economías.
Hay tres posibles explicaciones de lo que ha salido mal. Una es la de que la reforma financiera es inherentemente complicada, pero, aunque aún hay que precisar muchos detalles técnicos, algunas de las personas más inteligentes del mundo trabajan en los organismos reguladores pertinentes. Están más que capacitadas para formular e imponer el cumplimiento de las normas... es decir, cuando eso es lo que se les pide de verdad.
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Antara Haldar
advocates a radical rethink of development, explains what went right at the recent AI Safety Summit, highlights the economics discipline’s shortcomings, and more.
The prevailing narrative that frames Israel as a colonial power suppressing Palestinians’ struggle for statehood grossly oversimplifies a complicated conflict and inadvertently vindicates the region’s most oppressive regimes. Achieving a durable, lasting peace requires moving beyond such facile analogies.
rejects the facile moralism of those who view the ongoing war through the narrow lens of decolonization.
The far-right populist Geert Wilders’ election victory in the Netherlands reflects the same sentiment that powered Brexit and Donald Trump’s candidacy in 2016. But such outcomes could not happen without the cynicism displayed over the past few decades by traditional conservative parties.
shows what Geert Wilders has in common with other ultra-nationalist politicians, past and present.
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WASHINGTON, D.C. – Casi cinco años después de la peor crisis financiera desde el decenio de 1930 y tres años después de la promulgación de las reformas financieras Dodd-Frank en los Estados Unidos, todo el mundo se hace una pregunta: ¿por qué hemos logrado tan pocos avances?
Se han prometido nuevas normas, pero se han aplicado muy pocas en realidad. Aún no hay una “norma de Volcker” (que limite las operaciones de los bancos por cuenta propia), las normas sobre los derivados siguen en preparación y los fondos de inversión en el mercado monetario continúan sin haber sido reformados. Peor aún: nuestros bancos más grandes se han vuelto aún mayores. No hay señal de que hayan abandonado la estructura de incentivos que fomenta la adopción de medidas excesivamente arriesgadas y las grandes distorsiones provocadas por el principio de “demasiado grande para quebrar” se ciernen sobre muchas economías.
Hay tres posibles explicaciones de lo que ha salido mal. Una es la de que la reforma financiera es inherentemente complicada, pero, aunque aún hay que precisar muchos detalles técnicos, algunas de las personas más inteligentes del mundo trabajan en los organismos reguladores pertinentes. Están más que capacitadas para formular e imponer el cumplimiento de las normas... es decir, cuando eso es lo que se les pide de verdad.
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