WASHINGTON, D.C. – Comparto la preocupación en aumento en todo el mundo por la desalineación de las divisas. El ministro de Hacienda del Brasil habla de una guerra de divisas latente y no anda descaminado: en los mercados de divisas es donde políticas económicas diferentes y sistemas económicos y políticos diferentes se relacionan, se influyen y chocan.
El sistema de tipos de cambio actual está desequilibrado. China ha vinculado esencialmente su divisa con el dólar, mientras que la mayoría de las demás divisas fluctúan más o menos libremente. China tiene un sistema doble en el que la cuenta de capital está estrictamente controlada; la mayoría de las demás divisas no distinguen entre la cuenta corriente y la de capital, con lo que el renminbi está crónicamente infravalorado y garantiza a China un gran superávit comercial persistente.
Lo más importante es que esa disposición permite al gobierno chino retirar una porción importante del valor de las exportaciones chinas sin afectar a los incentivos que hacen trabajar tan intensamente a las personas y hacen tan productiva su mano de obra. Tiene el mismo efecto que la fiscalidad, pero funciona mejor.
WASHINGTON, D.C. – Comparto la preocupación en aumento en todo el mundo por la desalineación de las divisas. El ministro de Hacienda del Brasil habla de una guerra de divisas latente y no anda descaminado: en los mercados de divisas es donde políticas económicas diferentes y sistemas económicos y políticos diferentes se relacionan, se influyen y chocan.
El sistema de tipos de cambio actual está desequilibrado. China ha vinculado esencialmente su divisa con el dólar, mientras que la mayoría de las demás divisas fluctúan más o menos libremente. China tiene un sistema doble en el que la cuenta de capital está estrictamente controlada; la mayoría de las demás divisas no distinguen entre la cuenta corriente y la de capital, con lo que el renminbi está crónicamente infravalorado y garantiza a China un gran superávit comercial persistente.
Lo más importante es que esa disposición permite al gobierno chino retirar una porción importante del valor de las exportaciones chinas sin afectar a los incentivos que hacen trabajar tan intensamente a las personas y hacen tan productiva su mano de obra. Tiene el mismo efecto que la fiscalidad, pero funciona mejor.