OXFORD – Durante más de treinta años, la economía global estuvo definida por una integración desenfrenada y una interdependencia sin precedentes. Ni las disputas políticas ni las guerras localizadas pudieron frenar el tren de la globalización. Los mercados eran mercados, los negocios eran negocios y las empresas multinacionales se volvieron más multinacionales. Ya no.
En esta nueva era de competencia estratégica entre China y Occidente, el desacoplamiento está a la orden del día. Si bien esta tendencia impedirá el crecimiento económico, aumentará los costos comerciales (a través de la restructuración de las cadenas de suministro) y hará subir los precios para todos, la economía que sale más perjudicada bien puede ser la china.
La República Popular no estaría donde está hoy si no fuera por la globalización. El comercio internacional, la inversión y el acceso al mercado de capital impulsó el crecimiento económico, mientras que la transferencia de tecnología –ayudada por el involucramiento de estudiantes, científicos y académicos- permitió una nivelación tecnológica.
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Since the 1990s, Western companies have invested a fortune in the Chinese economy, and tens of thousands of Chinese students have studied in US and European universities or worked in Western companies. None of this made China more democratic, and now it is heading toward an economic showdown with the US.
argue that the strategy of economic engagement has failed to mitigate the Chinese regime’s behavior.
While Chicago School orthodoxy says that humans can’t beat markets, behavioral economists insist that it’s humans who make markets, which means that humans can strive to improve their functioning. Which claim you believe has important implications for both economic theory and financial regulation.
uses Nobel laureate Robert J. Shiller’s work to buttress the case for a behavioral approach to economics.
OXFORD – Durante más de treinta años, la economía global estuvo definida por una integración desenfrenada y una interdependencia sin precedentes. Ni las disputas políticas ni las guerras localizadas pudieron frenar el tren de la globalización. Los mercados eran mercados, los negocios eran negocios y las empresas multinacionales se volvieron más multinacionales. Ya no.
En esta nueva era de competencia estratégica entre China y Occidente, el desacoplamiento está a la orden del día. Si bien esta tendencia impedirá el crecimiento económico, aumentará los costos comerciales (a través de la restructuración de las cadenas de suministro) y hará subir los precios para todos, la economía que sale más perjudicada bien puede ser la china.
La República Popular no estaría donde está hoy si no fuera por la globalización. El comercio internacional, la inversión y el acceso al mercado de capital impulsó el crecimiento económico, mientras que la transferencia de tecnología –ayudada por el involucramiento de estudiantes, científicos y académicos- permitió una nivelación tecnológica.
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