gros141_Thomas Peter-PoolGetty Images_US china Thomas Peter/Pool/Getty Images

Estados Unidos debe aceptar el ascenso de China

BERLÍN – Las elecciones tienden a poner las diferencias en primer plano. Eso es ciertamente válido para las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos, en las que aún se están contando los votos. Dichas elecciones se encuentran entre las pugnas electorales más reñidamente disputadas en la historia del país, y su resultado tendrá profundas implicaciones con respecto a muchos aspectos de las políticas estadounidenses. Pero, sin embargo, existe un tema en el que ambos partidos parecen estar de acuerdo: la necesidad de “detener” a China.

El gobierno de Estados Unidos – y, de manera creciente, la Comisión Europea – hoy en día cree, en gran medida, que China ha logrado sus ganancias económicas y tecnológicas de manera injusta, gracias a la influencia penetrante de su gobierno sobre la economía. Los geo-estrategas a menudo impulsan esta visión, imaginando que un gobierno puede alcanzar la superioridad tecnológica invirtiendo en los sectores de moda del momento.

Pero un análisis más exhaustivo muestra que esto es, en el mejor de los casos, engañoso. Los más “exitosos” planes de desarrollo económico a gran escala suelen ir en consonancia con la evolución, centrándose en su mayoría en objetivos que, dados los fundamentos de la economía, se alcanzarían de todos modos. Por lo tanto, cuando se cumplen dichos objetivos resulta inapropiado atribuir su éxito a una intervención estatal.

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