AMÁN – El presidente estadounidense Donald Trump ha revelado un amplio plan de paz para Medio Oriente, que según su gobierno, pondrá fin a décadas de conflicto entre israelíes y palestinos haciendo concesiones a ambas partes. Pero incluso la forma en que tuvo lugar el anuncio (con Trump al lado del primer ministro israelí interino, Binyamin Netanyahu, y ningún palestino a la vista) revela hasta qué punto esta afirmación es insincera.
La eficacia de cualquier negociación de paz depende de una interacción perfectamente calibrada entre proceso y contenido. En el caso del plan de paz de Trump, el proceso fue claramente una farsa. No es sólo que ningún dirigente palestino haya asistido al anuncio, sino que ninguno fue invitado a la Casa Blanca desde que Trump (que encabeza el gobierno estadounidense más proisraelí de la historia) trasladó la embajada estadounidense en Israel a Jerusalén en mayo de 2018.
En cambio, Netanyahu ya hizo cinco viajes a Estados Unidos desde la asunción de Trump, incluida esta última oportunidad para ir a regodearse, que no dejó pasar. Como para recalcar su desprecio hacia aquellos con quienes supuestamente quiere hacer las paces, hasta se negó a pronunciar la palabra “palestinos” durante la reunión inicial en la Oficina Oval.
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Following the latest G20 summit, the G7 should be thinking seriously about deepening its own ties with more non-aligned countries. If the Ukraine war drags on, and if China continues to threaten to take Taiwan by force, the G20 will be split between friends of the BRICS and friends of the G7.
sees the grouping as increasingly divided between friends of the G7 and friends of China and Russia.
To prevent catastrophic climate change and accelerate the global transition to a net-zero economy, policymakers and asset owners urgently need to rethink how we channel capital at scale. The key is to develop new financial instruments that are profitable, liquid, and easily accessible to savers and investors globally.
explain what it will take to channel private capital and savings toward sustainable development.
AMÁN – El presidente estadounidense Donald Trump ha revelado un amplio plan de paz para Medio Oriente, que según su gobierno, pondrá fin a décadas de conflicto entre israelíes y palestinos haciendo concesiones a ambas partes. Pero incluso la forma en que tuvo lugar el anuncio (con Trump al lado del primer ministro israelí interino, Binyamin Netanyahu, y ningún palestino a la vista) revela hasta qué punto esta afirmación es insincera.
La eficacia de cualquier negociación de paz depende de una interacción perfectamente calibrada entre proceso y contenido. En el caso del plan de paz de Trump, el proceso fue claramente una farsa. No es sólo que ningún dirigente palestino haya asistido al anuncio, sino que ninguno fue invitado a la Casa Blanca desde que Trump (que encabeza el gobierno estadounidense más proisraelí de la historia) trasladó la embajada estadounidense en Israel a Jerusalén en mayo de 2018.
En cambio, Netanyahu ya hizo cinco viajes a Estados Unidos desde la asunción de Trump, incluida esta última oportunidad para ir a regodearse, que no dejó pasar. Como para recalcar su desprecio hacia aquellos con quienes supuestamente quiere hacer las paces, hasta se negó a pronunciar la palabra “palestinos” durante la reunión inicial en la Oficina Oval.
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