US President-elect Joe Biden may have promised a “return to normalcy,” but the truth is that there is no going back. The world is changing in fundamental ways, and the actions the world takes in the next few years will be critical to lay the groundwork for a sustainable, secure, and prosperous future.
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BERLÍN – A medida que se acerca noviembre, me siento cada más nervioso acerca de las próximas presidenciales en los Estados Unidos. Mientras mis amigos estadounidenses bromean sobre la delantera que hoy le lleva Joe Biden al actual presidente Donald Trump en las encuestas de opinión, sustentándose en la firme creencia de la capacidad de autorenovación de la democracia de su país, siento preocupación como ciudadano británico y director de un centro de estudios.
Como británico, recuerdo haber visto una delantera de 20 puntos en las encuestas por la opción “Remain” (Quedarse) en el referendo del Brexit antes de que triunfara el “Leave” (Salir) en el referendo de hace cuatro años. Y, como director de un centro de estudios, colaboro estrechamente con académicos que investigan las maneras en que los líderes autoritarios manipulan los sistemas democráticos para mantenerse en el poder, como ha ocurrido en Turquía, Rusia, Hungría y Polonia. De hecho, suele parecer como si Trump estudiara más en detalle que nadie la táctica de otros aspirantes a hombres fuertes. Basándome en conversaciones recientes que he tenido con expertos en estos países, he compilado el siguiente catálogo de trucos socios a los que Trump parece estar recurriendo.
El primero es la demonización de la historia. Los líderes populistas promueven sus plataformas políticas mediante la polarización y la división social. No les importa alejar e insultar a algunos votantes si con ello energizan a su propia base. Al mostrarse como los campeones de la grandeza nacional, quieren determinar quién cuenta como ciudadano auténtico y quién no. Esta práctica inevitablemente trae la historia al primer plano.
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