La forma correcta de reconstruir Georgia

NUEVA YORK – En la reciente reunión de donantes dedicada a Georgia, hubo una profusión de promesas de ayuda: un total de 4.500 millones de dólares… unos 1.000 dólares por ciudadano de Georgia. Ésas es la buena noticia. La mala es la de que la reunión estuvo limitada a los donantes y al Gobierno de Georgia y Transparencia Internacional criticó su opaco proceso de adopción de decisiones.

La falta de transparencia y rendición de cuentas sobre cómo se gasta el dinero en guerras y en la reconstrucción que se hace después de ellas ya no caen bien a los contribuyentes. A la luz de un aumento mundial de la demanda de ayuda y una disminución de la oferta (12 por ciento menos a lo largo de los dos últimos años), su eficacia y utilización transparente están resultando más urgentes y lo más probable es que los gobiernos que no rindan cuentas ante sus ciudadanos fallen a ese respecto.

Antes de que esas “promesas” pasen a ser “compromisos”, los donantes deben examinar cuidadosamente la estrategia de desarrollo económico de Georgia y evaluar sus planes en materia de ayuda humanitaria y para la reconstrucción. Deben preguntarse si la ayuda para Georgia contribuye a la paz y la estabilidad o si, por el contrario, obstaculiza una solución política al conflicto y aleja a los inversores.

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