ESTAMBUL – Hace casi un siglo, en 1919, John Maynard Keynes analizó las consecuencias económicas de la paz tras la derrota de Alemania en la primera guerra mundial. Desde luego, las consecuencias de las elecciones generales que se celebrarán el 22 de septiembre en Alemania no serán ni mucho menos tan transcendentales, pero el resultado no será tan intranscendente como la mayoría de los analistas afirman actualmente.
Para empezar, aun cuando la coalición Unión Demócrata Cristiana (CDU)-Partido Democrático Liberal (FDP) forme el nuevo gobierno, la Canciller Angela Merkel podría adoptar decisiones más valientes y a largo plazo sin tener que preocuparse por las consecuencias electorales inmediatas. Podría aplicar un programa de dos o tres años, en lugar de su estrategia actual de cuatro semanas.
El programa postelectoral de Merkel podría seguir siendo muy prudente, con insistencia en la consolidación fiscal a medio plazo para Alemania y la zona del euro en conjunto a costa del empleo y del crecimiento, pero una Merkel reelegida estaría dispuesta sin lugar a dudas a continuar, al menos con pequeños pasos, con la creación de una unión bancaria europea, incluido un mecanismo de resolución que recurra a los recursos de toda la zona del euro.
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Since the 1990s, Western companies have invested a fortune in the Chinese economy, and tens of thousands of Chinese students have studied in US and European universities or worked in Western companies. None of this made China more democratic, and now it is heading toward an economic showdown with the US.
argue that the strategy of economic engagement has failed to mitigate the Chinese regime’s behavior.
While Chicago School orthodoxy says that humans can’t beat markets, behavioral economists insist that it’s humans who make markets, which means that humans can strive to improve their functioning. Which claim you believe has important implications for both economic theory and financial regulation.
uses Nobel laureate Robert J. Shiller’s work to buttress the case for a behavioral approach to economics.
ESTAMBUL – Hace casi un siglo, en 1919, John Maynard Keynes analizó las consecuencias económicas de la paz tras la derrota de Alemania en la primera guerra mundial. Desde luego, las consecuencias de las elecciones generales que se celebrarán el 22 de septiembre en Alemania no serán ni mucho menos tan transcendentales, pero el resultado no será tan intranscendente como la mayoría de los analistas afirman actualmente.
Para empezar, aun cuando la coalición Unión Demócrata Cristiana (CDU)-Partido Democrático Liberal (FDP) forme el nuevo gobierno, la Canciller Angela Merkel podría adoptar decisiones más valientes y a largo plazo sin tener que preocuparse por las consecuencias electorales inmediatas. Podría aplicar un programa de dos o tres años, en lugar de su estrategia actual de cuatro semanas.
El programa postelectoral de Merkel podría seguir siendo muy prudente, con insistencia en la consolidación fiscal a medio plazo para Alemania y la zona del euro en conjunto a costa del empleo y del crecimiento, pero una Merkel reelegida estaría dispuesta sin lugar a dudas a continuar, al menos con pequeños pasos, con la creación de una unión bancaria europea, incluido un mecanismo de resolución que recurra a los recursos de toda la zona del euro.
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