GINEBRA – El mundo debe dejar de mirar atrás. Desde la crisis financiera de 2008, hemos desperdiciado demasiada energía intentando volver a la época de la rápida expansión económica. La errada suposición de que los problemas del mundo posteriores a la crisis eran sólo temporales ha sustentado políticas que sólo han producido recuperaciones deslucidas, sin abordar problemas fundamentales como el elevado desempleo y la desigualdad en aumento.
La época posterior a la crisis se ha acabado y ya tenemos aquí el “mundo posterior a la época posterior a la crisis”. Ha llegado la hora de adoptar un nuevo marco de soluciones realistas que fomenten una prosperidad compartida dentro de la economía mundial de ahora y del futuro.
En esta nueva era, el crecimiento económico se dará más lentamente –pero de forma potencialmente más sostenible– que antes de la crisis y el cambio tecnológico será su fuerza motriz. De hecho, así como la Revolución Industrial transformó el potencial productivo de las sociedades en los siglos XIX y XX, una nueva ola de avances tecnológicos está remodelando la dinámica económica e incluso social actual. La diferencia radica en que las repercusiones de esta revolución serán aún mayores.
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Rather than seeing themselves as the arbiters of divine precepts, Supreme Court justices after World War II generally understood that constitutional jurisprudence must respond to the realities of the day. Yet today's conservatives have seized on the legacy of one of the few justices who did not.
considers the complicated legacy of a progressive jurist whom conservatives now champion.
In October 2022, Chileans elected a far-left constitutional convention which produced a text so bizarrely radical that nearly two-thirds of voters rejected it. Now Chileans have elected a new Constitutional Council and put a far-right party in the driver’s seat.
blames Chilean President Gabriel Boric's coalition for the rapid rise of far right populist José Antonio Kast.
GINEBRA – El mundo debe dejar de mirar atrás. Desde la crisis financiera de 2008, hemos desperdiciado demasiada energía intentando volver a la época de la rápida expansión económica. La errada suposición de que los problemas del mundo posteriores a la crisis eran sólo temporales ha sustentado políticas que sólo han producido recuperaciones deslucidas, sin abordar problemas fundamentales como el elevado desempleo y la desigualdad en aumento.
La época posterior a la crisis se ha acabado y ya tenemos aquí el “mundo posterior a la época posterior a la crisis”. Ha llegado la hora de adoptar un nuevo marco de soluciones realistas que fomenten una prosperidad compartida dentro de la economía mundial de ahora y del futuro.
En esta nueva era, el crecimiento económico se dará más lentamente –pero de forma potencialmente más sostenible– que antes de la crisis y el cambio tecnológico será su fuerza motriz. De hecho, así como la Revolución Industrial transformó el potencial productivo de las sociedades en los siglos XIX y XX, una nueva ola de avances tecnológicos está remodelando la dinámica económica e incluso social actual. La diferencia radica en que las repercusiones de esta revolución serán aún mayores.
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