

Fifteen years after the collapse of the US investment bank Lehman Brothers triggered a devastating global financial crisis, the banking system is in trouble again. Central bankers and financial regulators each seem to bear some of the blame for the recent tumult, but there is significant disagreement over how much – and what, if anything, can be done to avoid a deeper crisis.
PRAGA – En la guerra de la desinformación puede ser difícil detectar al enemigo. Se ha acusado a periodistas, políticos, gobiernos y hasta abuelos por permitir la difusión de falsedades en línea.
Aunque ninguno de esos grupos es completamente inocente, el verdadero adversario es más común. Según el testimonio, a fines del año pasado, de la denunciante Frances Haugen, quien trabajaba en Facebook, son los propios algoritmos de las redes sociales los que facilitan el acceso a la desinformación.
Desde su lanzamiento en 2004, Facebook pasó de ser un sitio de redes sociales para estudiantes a un monstruo de vigilancia que destruye la cohesión social y la democracia en todo el mundo. Facebook recopila un tesoro de datos sobre los usuarios —incluidos datos íntimos, como su peso y si las mujeres están embarazadas— para crear un mapa del ADN social de sus usuarios. La empresa luego vende esa información a cualquiera —desde fabricantes de champú hasta los servicios de inteligencia rusos y chinos— que desee «microsegmentar» a sus 2900 millones de usuarios. De esta manera Facebook permite que terceros manipulen las ideas de la gente y operen con «futuros de humanos»: modelos predictivos de las decisiones que probablemente tomarán las personas.
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