

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
Washington D. C. – A fines de febrero, la Comisión Federal de Comercio de EE. UU. (FTC, por su sigla en inglés) abandonó el intento de bloquear la adquisición de la empresa de realidad virtual Within por Meta. Lo decidió después de que un tribunal de distrito federal de EE. UU. rechazara su reclamo de que al eliminar a un posible nuevo competidor del mercado de aplicaciones de realidad virtual para el entrenamiento físico, la fusión reduciría sustancialmente la competencia.
En un resultado en parte positivo y en parte negativo para la FTC: el tribunal aceptó el argumento de Meta —que afirmó que no hubiera desarrollado su propia aplicación de entrenamiento físico de no haber adquirido a Within—, pero también dio lugar a la factibilidad del perjuicio teórico subyacente de la demanda de la FTC, abriendo así la puerta a que la agencia base casos futuros en la doctrina del competidor potencial.
Cuando aplican esta doctrina, los tribunales evalúan si es probable que una fusión específica perjudique a los consumidores o a los proveedores. Aunque esas investigaciones son muy limitadas y requieren mucha evidencia, sus implicaciones para las políticas estadounidenses son más amplias. Al sostener la validez de las investigaciones, el tribunal otorgó una victoria a la FTC y es posible que haya marcado el inicio de una ola de juicios antimonopolio contra las adquisiciones por parte de empresas dominantes.
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