El Kulturkampf de Putin

MOSCÚ – Agosto suele ser un mes desafortunado en Rusia, particularmente en la Rusia del presidente Vladimir Putin. Se han hundido submarinos, se ha invadido a países vecinos y se han incendiado bosques fuera de control. Pero, este agosto, la crisis fue exclusivamente producto del hombre -es más, de un solo hombre-. La condena de tres integrantes del grupo punk-rock de agitación política Pussy Riot por "vandalismo motivado por un odio religioso" convirtió a las tres jóvenes en una causa célebre internacional.

El 21 de febrero de 2012, cinco integrantes del grupo intentaron montar una representación, que luego fue calificada de "oración punk", en la Catedral de Cristo el Salvador de Moscú. La "oración" no duró más de 40 segundos, tras los cuales personal de seguridad expulsó a las artistas. Pero su visita a la iglesia más grande Rusia no fue en vano -la cobertura mediática de cinco mujeres, ataviadas con vestidos y pasamontañas brillantes mientras saltaban frente al altar, circuló ampliamente por Internet.

Su canción acusaba a Kirill, patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, de doblegarse ante el gobierno y le aconsejaba creer en Dios, no en Putin. El estribillo de la canción -"Madre de Dios, aleja a Putin!"- generó la ira tanto de la iglesia como del estado. Como era previsible, la retribución se hizo realidad. Cada vez con más frecuencia se empezó a utilizar la palabra "blasfemia". El 3 de marzo, un día antes de las elecciones presidenciales, dos integrantes del grupo, Nadezhda Tolokonnikova y Maria Alekhina, fueron arrestadas. Una tercera, Yekaterina Samutsevich, terminó en prisión 12 días después.

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