

Though Polish voters in October ousted their right-wing populist government, recent elections in Slovakia and the Netherlands show that populism remains as malign and potent a political force as ever in Europe. But these outcomes also hold important lessons for the United States, where the specter of Donald Trump’s return to the White House haunts the runup to the 2024 presidential election.
MADRID – La rebelión que protagonizó del 23 al 24 de junio pasados el jefe del Grupo Wagner Yevgueni Prigozhin expuso la fragilidad del régimen liderado por el presidente ruso Vladímir Putin. Aunque poco después cedió y ordenó a su ejército de mercenarios detener el avance hacia Moscú, el levantamiento del caudillo resalta una vez más los riesgos inminentes y existenciales que plantea al mundo una potencia nuclear agresiva e inestable.
Desde que el año pasado Rusia inició su invasión total de Ucrania (y más aún cuando quedó claro que Putin no lograría la victoria rápida que aparentemente esperaba), se cierne un escenario de pesadilla: que Putin sea derrocado y deje atrás una Rusia revuelta en la que varios «señores de la guerra» compitan por el poder, incluido el control del arsenal nuclear más grande del mundo.
Este escenario parecía probable antes de que Prigozhin acusara al ejército ruso de atacar campamentos del Grupo Wagner, capturara el cuartel general del distrito militar sur de Rusia en Rostov del Don y ordenara a sus mercenarios marchar hacia Moscú. Si bien este golpe en particular no se completó, no hay garantías de que no se produzca otro; más aún en vista del aparente apoyo con el que cuenta Prigozhin en algunos sectores de la población rusa.
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