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Los costes ocultos de la ralentización de la globalización

BRUSELAS – El surgimiento de un sistema abierto de comercio multilateral que separó el comercio de la geopolítica jugó un papel crucial en la economía posterior a la Segunda Guerra Mundial. Pero hoy, en que las consideraciones geopolíticas influyen cada vez más en las políticas de comercio, se está haciendo visible un nuevo paradigma.

Esta tendencia comenzó con los aranceles aduaneros impuestos por el ex Presidente estadounidense Donald Trump a las importaciones chinas en 2018, que fueron mantenidas por la administración del Presidente Joe Biden, y causaron que China impusiera sus propios aranceles a las importaciones estadounidenses. Después, en 2022, tras la invasión de Ucrania por parte del Presidente ruso Vladimir Putin, los países del G7 y la Unión Europea impusieron amplias sanciones económicas a Rusia, que en la práctica prohibieron las importaciones y exportaciones hacia y desde este país.

En lugar de causar una disminución del comercio global, estas barreras y restricciones al comercio meramente lo hicieron más demoroso, ocasionando su ralentización (“slowbalization”). Notablemente, a pesar de la guerra en Ucrania y las perturbaciones a la cadena de suministros de los últimos años, el comercio como porcentaje del PIB alcanzó un máximo histórico en 2022, resaltando la resiliencia del sistema de comercio internacional. De hecho, los aumentos de los precios de los envíos por contenedores desde ese año se pueden atribuir a un alza inesperada en el volumen de productos enviados mundialmente.

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