LONDRES – A lo largo de los últimos años, Arabia Saudita se ha distanciado cada vez más de su protector de larga data, los Estados Unidos. Arabia Saudita consideró el apoyo de Estados Unidos a la caída del poder en Egipto de Hosni Mubarak – y la posterior aceptación estadounidense del gobierno de la Hermandad Musulmana – como una traición. Luego vino la negativa del presidente de EE.UU., Barack Obama en cuanto a imponer su “línea roja” en Siria, tras que el régimen del presidente Bashar al-Assad lanzara gas venenoso contra sus opositores. Pero la gota que colmó el vaso fue el apoyo de Estados Unidos al reciente acuerdo interino sobre el programa nuclear de Irán.
El hecho de que Arabia Saudita desconfíe cada vez más de Estados Unidos es un asunto de importancia, debido a que cada vez que el Reino sintió que su existencia se encontraba bajo amenaza – y considera las ambiciones regionales de Irán como una amenaza – confió en que una potencia exterior iba a protegerlo. Pero, si ya no puede confiar en los EE.UU., ¿donde puede dirigirse el Reino para obtener la suficiente fuerza militar?
La respuesta parece ser que Pakistán, un país que el resto del mundo ve como un país que está a punto de convertirse en un Estado fallido.
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Despite an increasingly challenging economic and geopolitical environment, the global economy performed better than expected over the past year. But although analysts’ projections for 2023 were too pessimistic, it appears that consensus forecasts for the coming year may have have swung too far in the opposite direction.
worries that domestic political divisions and market volatility could exacerbate financial vulnerabilities.
If COP28 is to be judged a success, the UAE, as the summit’s host, and other hydrocarbon producers should promise to dedicate some of the windfall oil and gas profits they earned last year to accelerating the green transition in the Global South. Doing so could encourage historic and current emitters to pay their fair share.
urges oil-exporting countries to kickstart a program of green investment in the Global South at COP28.
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LONDRES – A lo largo de los últimos años, Arabia Saudita se ha distanciado cada vez más de su protector de larga data, los Estados Unidos. Arabia Saudita consideró el apoyo de Estados Unidos a la caída del poder en Egipto de Hosni Mubarak – y la posterior aceptación estadounidense del gobierno de la Hermandad Musulmana – como una traición. Luego vino la negativa del presidente de EE.UU., Barack Obama en cuanto a imponer su “línea roja” en Siria, tras que el régimen del presidente Bashar al-Assad lanzara gas venenoso contra sus opositores. Pero la gota que colmó el vaso fue el apoyo de Estados Unidos al reciente acuerdo interino sobre el programa nuclear de Irán.
El hecho de que Arabia Saudita desconfíe cada vez más de Estados Unidos es un asunto de importancia, debido a que cada vez que el Reino sintió que su existencia se encontraba bajo amenaza – y considera las ambiciones regionales de Irán como una amenaza – confió en que una potencia exterior iba a protegerlo. Pero, si ya no puede confiar en los EE.UU., ¿donde puede dirigirse el Reino para obtener la suficiente fuerza militar?
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